domingo, 31 de octubre de 2010

Los gustos uno se los tiene que dar en vida

En más de una ocasión, leí que a Néstor Kirchner le hubiera gustado gobernar la ciudad de Buenos Aires. Creo que una vez fue cuando felicitó a Macri por su victoria (aunque estuve buscando archivos y no encontré nada...).

Es tristemente irónico - para no decir otra cosa - que haya sido necesaria la conmoción causada por su muerte, y el velorio justamente en esta ciudad que siempre le fue esquiva, para que caiga la ficha: el kirchnerismo puede aspirar a gobernar la ciudad en el 2011.

Y la más fina ironía de los efectos políticos de la muerte de NK es que, en la CABA, golpea fuerte a las dos principales figuras que se interponen entre el kirchnerismo y la jefatura de gobierno. A Pino, lo obliga a enfrentarse a una triste realidad: sus votantes estaban llorando al Néstor en Plaza de Mayo. Y a Mauricio, es mucho peor que perder a su jefe de campaña: es el fin de la estrategia legal de su defensa en el caso por las escuchas.

La defensa de Macri siempre fue más política que legal, y se basa en que "Kirchner está detrás" de todo esto. El gran problema de Mauricio es que la causa no está enterrada en Río Gallegos, sino que sigue muy viva. Y probablemente se le acerque la hora en la que tenga que brindar algún tipo de explicación sobre Ciro James y la estructura paralela de inteligencia que armó en la CABA, ya que no creo que ningún juez de la Argentina llame a un muerto a declarar en una causa.

Pero el punto fuerte de esta posibilidad, este sueño de poder recuperar la ciudad, está en esta foto: Nilda, Cabandié, Timerman, Tomada, Filmus. La verdad es que es una muy buena mano de poker. Uno puede tener sus preferencias, o sus diferencias con este o aquel, pero no hay un sólo "impresentable" (el electorado porteño siendo muy sensible a la presentabilidad de los candidatos...).


Es obvio que la prioridad en las próximas semanas será el nuevo armado nacional, y brindar la imagen de business as usual. Pero no hay que subestimar el impacto psicológico en el camino nacional al 2011 de un kirchnerismo en la ofensiva hasta en la Ciudad de Buenos Aires. Porque en el fondo, más allá de slogans como "profundizar el modelo" o "avanzar con el cambio", el año que viene el eje de campaña será el de continuidad. "Vamos bien, ¿para qué cambiar?".


Y la Ciudad permite escapar de ese discurso de continuidad. Para seguir cambiando la Nación, hay que empezar por su ciudad capital.


Ah, antes de dormir, para los que no lo leyeron, recomiendo este post de Benito.

2 comentarios:

Benito dijo...

Usté recomienda cada cosa...

Ahora... ¿ganar la Capital? Me sorprendiste. Ni se me había pasado por la cabeza (acá una porteña me dice que te diga que agregues a la lista a la Mechi).

Perdoname el comentario trivial pero algo anda muy mal si para que te valoren primero tenés que morirte. No es... ¿'normal' sería la palabra? Primero con Alfonsín, ahora con Néstor, ¿no es un síntoma de que algo no está funcionando bien en nuestra cabeza o cultura o lo que sea? ¿o es algo normal que "pasa en todos lados"?
Estoy indignado. Y lo peor es que no me la puedo agarrar con nadie en particular.

Abrazo.

el de adentro dijo...

Je je je, a veces me agarra de salir por la vida recomendando cosas...

Un par de amigos en el laburo me dijeron que estoy del marulo por la idea. Quizá fui demasiado optimista... me parece que la prioridad ahora tiene que ser instalar la idea de que se puede ganar. De que es posible recrear la alianza que llevó a la reelección de Ibarra. Obvio que depende de muchos factores exógenos, pero en un momento en el que Pino y Mauri gritan "yo voy a la nacional", no me parece mal que el kirchnerismo conteste con "yo estoy tan tranquila con la nacional que quiero jugar a la ciudad".

El tema de la muerte como gran purificadora no es, felizmente, una tara argentina. Ejemplos abundan en todo el mundo: Michael Jackson, Juan Pablo II, Lady Di, Indira Gandhi, para citar algunos emblemáticos. A mi igual creo que me indignó más el caso de Alfonsín, porque el "santo subito" fue más unánime e inesperado. Néstor por lo menos zafó de que le pusieran un nombrecito ganchero y vende-diarios, como "El Padre de la Democracia", je je je.