lunes, 19 de noviembre de 2012

Percepciones globales

Los índices de percepción son siempre un buen antídoto contra la indexofilia. En comparación con la supuesta objetividad de las combinaciones indigestas de estadísticas que pretenden mostrar en qué países la gente es más feliz, más libre o tiene mejor vida sexual, las percepciones son por definición subjetivas. Lo que no significa que no sean valiosas: en buena medida, los humanos tendemos a movernos mucho más por lo que percibimos que por una realidad supuestamente objetiva y mensurada.

Gallup acaba de publicar un nuevo estudio de percepciones, "Global States of Mind"con el ambicioso objetivo de brindar nuevas herramientas de medición a los líderes del mundo. En su resumen ejecutivo, indica que las estadísticas macroeconómicas clásicas muestran una foto estática de qué se produce y cómo se consume, pero no sirven para mostrar qué está pensando la población en un determinado momento. Como ejemplo de la utilidad del ejercicio, indica que leyendo estadísticas podíamos enterarnos que el PBI de países como Túnez o Egipto estaban creciendo hace dos años, pero al no saber qué pensaba su población, cuáles eran sus percepciones de su realidad, nadie pudo prever las revoluciones que se llevaron a cabo y modificaron todo el panorama político de la región.

En términos de metodología, el resumen indica que se viene trabajando desde 2005 con un cuestionario estandarizado de 60 preguntas, que se aplicó anualmente en 160 países a una muestra de aproximadamente 1000 adultos por país. En total, se llevaron a cabo más de un millón de entrevistas en los últimos 6 años. El foco del cuestionario es la percepción de bienestar, y para eso se parte desde las cuestiones más básicas (seguridad personal, alimentación, vivienda) hacia necesidades más avanzadas, como cuestiones institucionales, trabajo de buena calidad y satisfacción con la sociedad en la que uno vive.

Empezando con las cuestiones de seguridad personal, "la ley y el orden", a los entrevistados se les preguntaron cuestiones tales como si tienen confianza en las fuerzas policiales de sus localidades, y si se sienten seguros caminando solos por la noche. No resulta sorprendente que el país con mayor sensación de inseguridad sea Afganistán (un 29% de la población se siente segura), pero lo que sí me llamó la atención es que el país donde la gente se siente más segura (con 92%) sea Rwanda. Probablemente acá entre en juego la subjetividad de las percepciones, y mucha gente se sienta segura en comparación con lo que ocurrió en el país hace menos de dos décadas.

En la parte relativa a acceso a comida y un techo, de los diez países donde la gente siente que tiene que esforzarse más para conseguir comida, 9 están en África - aunque solo tres de ellos (Burundi, Congo y Liberia) coinciden con los diez países con menor índice de seguridad alimentaria; otros cuatro son considerados de "alto riesgo" y los otros tres (Gabón, Azerbaiyán y Lesotho) ni siquiera son considerados de alto riesgo. Por su parte, de los diez países donde la población considera que el acceso a la comida está mejor garantizado, nueve son considerados de bajo riesgo - y el restante, China, es quizá una cuestión de percepción: frente a las hambrunas del pasado, es probable que los chinos se sientan seguros respecto de su capacidad de poder alimentar a sus familias en la actualidad.

En las cuestiones de gobernabilidad e instituciones, Gallup mea un poco fuera del tarro al dividir a los países en "libres", "parcialmente libres" y "no libres", según un índice de libertad de prensa de Freedom House. Frente a preguntas sobre satisfacción de la población con los servicios públicos (transporte, salud, educación, calidad del medio ambiente), sobre confianza en distintas instituciones (gobierno, fuerzas armadas, sistema judicial, sistema electoral) y sobre percepciones de corrupción, llama la atención que además de los sospechosos de siempre (Nigeria, Kosovo, Honduras, Swazilandia) se encuentre tan baja la confianza en la honestidad gubernamental en lugares como Grecia, Portugal y República Checa.

Los próximos puntos tratan de cuestiones como acceso al trabajo y bienestar. Las preguntas indagan en las percepciones sobre las condiciones económicas en el lugar donde uno vive, la satisfacción con sus condiciones actuales y cuestiones de movilidad: ¿las cosas están mejorando o empeorando? También se les pregunta si sintieron dolor físico en las últimas 24 horas, si están preocupados con algo, si sienten que se les trata con respeto, si sonrieron, si aprendieron algo útil, si ayudaron a alguien. A partir del segundo grupo de preguntas, se arma una escala de "sufrimiento". El sufrimiento no guarda una particular relación con el progreso o bienestar económico: el país donde la gente más sufre (Bulgaria, con un índice de 45%) es un país pobre pero no miserable. Por su parte, los dos países con menor índice de sufrimiento (Brasil y Tailandia) no se destacan por su ingreso per capita o desarrollo humano... lo que sí es curioso es que cinco de los diez países con mayor índice de sufrimiento se ubiquen en Europa Oriental.

Finalmente, se le pregunta a la gente si tiene ganas de rajarse de donde está, y si aprueba o no a los líderes de su país. Nuevamente, llama la atención la subjetividad de las respuestas: no parece existir un factor objetivo determinante que se pueda correlacionar con la aprobación o desaprobación del liderazgo de un país. El índice de aprobación, por ejemplo, es de 80% en Luxemburgo, 86% en Azerbaiyán (uno de los países donde la gente más siente que no tiene morfi), 79% en Niger (uno de los 5 países más pobres del mundo) o 68% en la Argentina, pero sólo del 10% en Rumania, 16% en Angola, 21% en Italia y 30% en Chile.

Y la Argentina... ¿dónde queda? En casi todos los casos, con excepción de un alto grado de aprobación al liderazgo del país, estamos en el medio. No somos de los que más sufrimos, pero tampoco de los que menos sufrimos. No nos sentimos hiper-seguros, hiper-satisfechos o hiper-corruptos, pero tampoco sentimos que vivimos en un paraíso terrenal de la seguridad, la satisfacción y la honestidad. Es para pensarlo un poco, pero quizá seamos un país bastante consciente de su realidad y su lugar en el mundo. Quizá estemos donde tenemos que estar.

5 comentarios:

Comandante Cansado dijo...

Muy útil. Comparto. Si se hace famoso ya sabe a qué se debe (?).

el de adentro dijo...

Gracias Comandante! Si me hago famoso, le dedicaré un capítulo de mi excitante (?) auto-biografía!

Anónimo dijo...

EDA me gustó mucho lo que escribiste. Sigue haciéndolo. Cariños Caro

el de adentro dijo...

Gracias Caro!

sr. nemer dijo...

"...lo que sí es curioso es que cinco de los diez países con mayor índice de sufrimiento se ubiquen en Europa Oriental"; la culpa la tienen Dostoievski, Kundera y esa gente, sin duda.