jueves, 30 de octubre de 2014

La Especulación Inmobiliaria I

Uno de los mayores desafíos de mudarse a una ciudad nueva es encontrar un lugar donde vivir. Por un lado está el romanticismo: ciudad nueva, casa nueva, vida nueva. En mi caso todo venía con un sueño- Sidney, una casita o departamento cerca del mar, caminar a la playa los fines de semana, un jardincito o balconcito, verde. Sin lujos pero con olor a mar. Después es obvio, golpea la realidad. Acceder a un lugar para vivir implica pasar por una inmobiliaria que va a tratar de mentirte, engañarte y enchufarte algo decepcionante por una fortuna. Con un poco de paciencia, muñeca y espíritu negociador y aventurero uno sale a perseguir su sueño. Pero si la realidad te golpea, Sidney es un knock-out.

Primero por los precios. Sí, alquilar es caro en todos lados, pero esto ya es absurdo. Un monoambiente cerca de la playa te cuesta más o menos U$S 400. ¡Por semana! Todos los alquileres se cobran por semana. Un dos ambientes en el centro, 550. Pero bueno, uno es adaptable y se acomoda a las circunstancias. Quizás no vaya a estar taaaaaan cerca de la playa. Si en el jardincito no entran dos personas pero puedo encajar una maceta soy feliz. Pero uno también tiene sus límites: no renuncio a la habitación de huéspedes; necesito espacio para poner mi mesa y que además entre un sillón; un baño cómodo; algo de luz natural. Y un kiosco 24 horas a menos de 5 cuadras, que esos no abundan.

Superado el trauma de los precios, empieza La Búsqueda. Está bien, cada mercado tiene sus reglas. Pero acá se pasan un poco de rosca. Es un mercado dominado por la demanda. No importan las propiedades disponibles, siempre hay un asiático que las quiera. Buenas o malas, nuevas o viejas siempre hay un chino dispuesto a poner más morlacos que uno y sacártela de las manos. Empiezo por internet, me recomiendan dos sitios: domain y realestateTodavía no me resigné a vivir lejos del mar, así que voy a por Manly. Elijo algunas propiedades que no se ven tan mal y están dentro de mi presupuesto y empiezo a mandar mails. Espero las respuestas. ¿A ustedes les escribieron de las inmobiliarias para concertar una visita a esas propiedades en Manly? A mi tampoco, y esos mails los mandé el 15 de septiembre...

"No, no, no, estás haciendo todo mal" - me dice S, que llegó hace poco menos de un año y paga una fortuna por un departamento en el cual si tenés tres aparatos eléctricos prendidos te salta el disyuntor. "Tenés que buscar las propiedades con inspección marcada los sábados a la mañana, si no tienen inspección marcada es porque no están en el mercado, y si la inspección no es el sábado es porque la propiedad es tan mala que no vale la pena." La inspección marcada son 15 minutos en los que revisás la propiedad con todos los potenciales interesados, y ahí empieza el sálvese quién pueda porque si el inmueble está bien es el estado de naturaleza, el hombre como lobo del hombre. Después de los 15 minutos de inspección, el agente tiene que salir corriendo a mostrar otra propiedad, así que no hay que pensar ni dudar mucho. "Las buenas propiedades se alquilan el mismo sábado en el que salen al mercado, así que a no dudar y aplicar rápido que sino la perdés".

Llega mi primer sábado en La Búsqueda. Me armé un itinerario con cinco inmuebles que se veían bien, y que por las fotos pensé "acá puedo vivir". Puntual a mi primera inspección, seis personas en la puerta, era una casita chiquita chiquita, pero muy linda y a dos cuadras de la playa. Mi viejo es sociólogo y carpintero, esas cosas que eran muy normales en los '60, y cuando éramos chicos le hizo a mi hermana una casa de muñecas con más espacio que la casita esa. El "segundo dormitorio" era un pasillo al lado de una escalera donde con fórceps entraba una cama de soltero, y con un poco de acrobacias una visita podría llegar a dormir. La agente inmobiliaria era una australiana muy simpática, le comento que necesito algo con un poco más de espacio, y saca a relucir su mejor sonrisa. Hermosa dentadura. Su sonrisa me dice clarísimo "No me importa". La sigo mirando. Se pone incómoda. Me dice "mandáme un mail". Tengo ganas de contestarle "te mandé tres", pero me contengo. En el ISEN nos enseñan a respetar las diferencias culturales, y tampoco puedo empezar La Búsqueda con una pelea, entonces paso a la segunda propiedad.

La segunda propiedad... le había puesto muchas fichas. Un poco más lejos del mar, pero con una terraza con vista impresionante y un living comedor amplio y luminoso. - así se veía en las fotos. Llego temprano, y de afuera no llama mucho la atención. Bueno, en realidad sí llama la atención - por lo fea y alicaída. La entrada se empieza a llenar de gente que, como yo, busca su sueño. Me siento como en un casting de Gran Hermano. A la hora estipulada llega el agente, nos hace esperar cinco minutos bajo el sol mientras él "arregla" no sé qué catzo, y entramos. Le digo "creo que me equivoqué de propiedad, pero la dirección es correcta", y le muestro la foto de un living amplio que no se condice con la caja de zapatos que tengo enfrente.

No, mate, estás bien. Fijáte la disposición, la ventana es esta y acá vas a la cocina, es este nomás.

Le digo: "¡Pero esta foto es de un living grande!". Me contesta: "es el ángulo". Nuevamente me callo larespuesta. No, no es el ángulo. Es la gran angular. Sí, con un ojo de pez puedo hacer que el living de mi departamento temporario parezca el Salón Libertador del Palacio San Martín. Le comento que no me entra la mesa, y me dice "podés ponerla en la terraza, ¡mirá que amplia es!". Trago saliva y camino diez cuadras a la tercera, que anunciaba "viva rodeado de verde". Era un departamento de planta baja tipo pecera, muy luminoso pero con la ventana principal del living dando directo a la entrada del edificio. Podrían haber advertido "cierre sus cortinas 24 horas o viva en un hall de entrada". Me están cansando un poco estas propiedades divinas, así que me tomo una coca cola para cambiar el humor.

La cuarta propiedad tenía una especie de quincho espectacular techado que se veía muy prometedor. Hacía soñar con asaditos en los fines de semana con amigos, y después una caminata de quince minutitos a la playa. La foto era de cuando el quincho era nuevo. Obviamente no en este siglo. No le digo nada a la agente, una asiática con cara de aburrida. Ya me di cuenta que pocas cosas les importan menos que la opinión del cliente. Eso sí, siempre se calzan una hermosa sonrisa para escucharte. El quinto y último departamento del día era un capricho mío. Mucho más caro que los demás, totalmente fuera de mi presupuesto, recién reciclado y a 2 cuadras de la playa. El "reciclado a nuevo" quería decir que le habían cambiado las alfombras y lo habían pintado. No encuentro la ducha hasta que el agente me la muestra, escondida atrás de la puerta del baño. Por lo menos no me enamoro de la propiedad que no puedo garpar...

Cuando termino el primer día de inspecciones, me doy cuenta que estoy más en pelotas que antes de subirme al avión. Pero obviamente tengo que seguir. Y ustedes también, en la próxima entrega.

2 comentarios:

intríngulis dijo...

Lamento que sea tan difícil encontrar un rinconcito para vivir, pero la crónica por lo menos es muy interesante. ¿Siempre tuviste este tipo de problemas en cada uno de los destinos donde fuiste? ¿En Angola? ¿En Japón?

Anónimo dijo...

¿Y qué pasó con este temita, el de adentro? No me digas que sos un homeless!

Che, me surge una duda de puro chusma, y dejo fluir a mi doña Rosa...si vos sos el jefe allá y te cuesta encontrar alquileres que puedas pagar...cómo hace la gente de menor rango que estimo que cobra menos? Los que van de Argentina me refiero...los diplo.

Abrazo!!