domingo, 29 de agosto de 2010

Quimeras y trampa de civilidad

Artemio ha tenido mucho éxito en instalar la hipótesis del 40+1, y ahora empieza a detallar de qué manera una fórmula del FpV puede llegar a ese número mágico. Porque el otro día, mirando en detalle los números distrito por distrito de las distintas fórmulas que compitieron en el 2007, caí en la cuenta de la magnitud de los votos que se deben recuperar para poder plantear el 40%. El 40+1 se basa en que las elecciones del 28 de junio se llevaron a cabo en el peor momento del kirchnerismo. Lo que no se dice es que para llegar al 40+1 hace falta obtener una cantidad de votos más próxima al 46% del 2007 que al 31% del 2009. Y eso no es tarea sencilla.


Pero es una posibilidad. Como también es una posibilidad que tengamos nuestro primer ballotage presidencial. No son quimeras. Las quimeras, según la rae, eran animales mitológicos con cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón, pero ahora se le dice a aquello que se le propone a la imaginación como posible o verdadero sin serlo. Como por ejemplo que una fórmula Alfonsín-Binner pueda ganar las elecciones presidenciales del 2011.


Hay muchas razones por las que no me tomo esa burbuja muy en serio. Para empezar, hay que tratar de entender por qué CFK decidió ser la madrina del proyecto presidencial de Alfonsín. Una de las principales críticas que se le hace al matrimonio presidencial es su estilo confrontativo: se los acusa de crispar. Frente a ese estilo, algunos candidatos opositores visten la remera del "diálogo y construcción de consenso", tanto para diferenciarse del oficialismo como para acceder al electorado que se manifiesta cansado de ese estilo.


Ahora bien, la existencia de dirigentes como Alfonsín o Binner, que además de proclamar el diálogo lo llevan a la práctica y tienen importantes coincidencias con el oficialismo genera varios efectos prácticos:


- En primer lugar, los posiciona como candidatos frente a una franja del electorado que realmente está cansada de la confrontación y prefiere mayor serenidad (los "serenos");


- En segundo lugar, los aleja de otra porción de los votantes (los "crispados"), que son los que no están cansados de la confrontación, sino que están podridos de los Kirchner (algunos incluso que lo están desde el primer día);


- En tercer lugar, el diálogo genera un efecto indeseado: al mostrar que es posible el diálogo entre oficialismo y oposición (en el caso de Binner, incluso que pueden haber visiones compartidas), termina beneficiando al gobierno en el campo de los "serenos". De hecho, permite que el gobierno patee para afuera la pelota de la crispación - al campo de los "crispados". Es la trampa de la civilidad.


Y en todo eso, se termina desdibujando la necesidad misma de tener alternativa. En esta entrevista, por ejemplo, Alfonsín deja en claro no tener muchas diferencias con el kirchnerismo en cuestiones de fondo, pero sí advierte la necesidad de dialogar más y emprolijar la gestión. Como racional de una candidatura presidencial, es muy poco. Una eventual fórmula Alfonsín-Binner corre con la desventaja adicional de no tener una mano para pegar. Si la fórmula fuera Alfonsín-Cobos, siempre está Cobos para pegar y Alfonsín para moderar. Hay que ver si Cobos puede pegar donde duele, pero eso ya es otra cuestión...


Finalmente, llegamos a los problemas propios del candidato. Su falta de preparación para la Presidencia es muy evidente: Alfonsín está en su primer mandato como diputado nacional, habiendo sido entre 1999 y 2003 diputado provincial. Su falta de experiencia en materia electoral también: como candidato a gobernador de la provincia en 2007, sacó el 5% de los votos. En 2009 fue segundo de la lista encabezada por Margarita Stolbizer que sacó 21,5% (Margarita, curiosamente, había sacado 16,5% en las elecciones a gobernador en el 2007). En esta pieza de instalación, Artemio menciona además el problema de su poca cobertura territorial.


No me suena a que la población argentina esté dispuesta a pegar un salto al vacío eligiendo a un hombre tan poco preparado para gobernar el país. Porque además tenemos un problema medio serio, que es la inflación. Y no sé si estamos preparados para entregarle a otro Alfonsín el manejo de esa situación en particular.

2 comentarios:

Chinasky dijo...

Claro, porque CFK es la gran estadista que cargas sobre su espalda años de experiencia ejecutva. La gran diferencia entre Alfonsín y los K es que el primero realmetne cree en su discurso.

el de adentro dijo...

Ojo que no es una crítica a los parlamentarios devenidos en Ejecutivos. El padre de este muchacho fue parlamentario antes de ser PNA, pero tenía una carrera detrás de él. Tampoco creo que sea necesario ejercer la carrera política para ser PNA. Alguien que se destaque en su actividad puede aspirar a ser PNA. Lo que me impresiona del curriculum de este muchacho es que nunca logró mantenerse mucho tiempo en un laburo, y nunca se destacó en nada. Bueno, quizá un mandato de 4 años esté bien y después a otra cosa, no lo sé.