martes, 6 de marzo de 2012

Everyday is like Sunday

No me pasa seguido, eso de querer que todos los días sean domingo. Pero bueno, el domingo fui a ver a Morrissey en vivo por primera vez. No voy a hacerme el cool y decir que fue como ir a un recital cualquiera. Fue una larga espera, desde que el día que cumplí 15 años me regalaron mi primer caset de The Smiths, un super gastado TDK que sonó a morir con los 16 temas de Hatful of Hollow. Han pasado décadas, pero todavía me las conozco de memoria, y en el orden correcto...


Es una historia de desencuentros. Las dos veces que vino a la Argentina yo estaba fuera, y una vez fui contento a verlo en el Fuji Rock, para enterarme que Mozza se había enfermado y habían programado a Primal Scream en su lugar. Igual me contuve en las expectativas... no tiene sentido ilusionarse que uno de repente va a volver a tener 16 años y va a hacer agujeros en el vinilo de The Queen is Dead de tanto rodarlo. Tampoco soñé con que de repente iba a surgir Johnny Marr con su guitarra, Morrissey sacando gladiolos de su bolsillo y que el mundo volvería a ser lo que fue, en los '80.


Aunque por unos minutos lo fue. Cuando empezó con "The first of the gang to die", por ejemplo. Esa oda a los pandilleros chicanos de Los Angeles, seguida por "You have killed me" y "You're the one for me, fatty". La banda sonaba muy bien, y Morrissey retrocedió 25 años en el tiempo, a una época en la que pocas cosas sonaban tan atractivas como ser atropellados por un camión de 10 toneladas, y le siguió con una versión melódica de "Everyday is like Sunday".


Un par de temas del último disco, con "Alma Matters" en el medio, y un poco de tortura con la inefable "Ouija board, ouija board". "I will see you in far-off places" fue como un alivio, en una versión orientalizada, y el punto alto de la noche vino con "I know it's over", una de las canciones de ruptura más impresionantes de la historia, esa fotografía del momento en que la necesidad es más fuerte que el amor, y en el que uno se aferra a algo por absoluta incapacidad de saber hacia donde ir.


"Let me kiss you" y "Black cloud" calmaron un poco las aguas. Si bien yo creía que el público iba a ser onda nostalgia, me sorprendió la cantidad de veinteañeros acompañando canciones compuestas en una época anterior a su mismo nacimiento. Igual, hacia demasiado calor para el festival de Morrissettes. Y la temperatura volvió a subir con "Meat is Murder", acompañada de un video (el único de la noche) con escenas tremendas de maltrato de animales en la industria de procesamiento de alimentos. El refrán modificado (Kill, Eat, Murder) le da una fuerza nueva a la canción. Era el momento político del show, y Mozza volvió a repetir que las Malvinas son argentinas.


A esa altura a Morrissey ya le quedaba poca voz, en un momento puteó por haber salido a hacer un jogging largo durante el día, y "Please please please let me get what I want" sufrió un poco por esa falta de voz. Un tema nuevo ("Scandinavia") y el show cerró con una versión bien ochentosa (y casi instrumental) de "How soon is now", y un bis cortito con "One day goodbye will be farewell".


Con el cancionero acumulado a lo largo de tres décadas, era imposible satisfacer a todo el mundo. V. se quejó de la ausencia de "The more you ignore me, the closer I get", otros querían "Suedehead". A mi me hubiera gustado alguna de "Strangeways, here we come". Pero fueron 85 intensos minutos de un más que digno recital. Y hasta me dieron ganas de postear algo de nuevo....

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ADA E IDO que increible!! Morrisey en los 80's nos hacia desear ser elegantes chicos bastardos ingleses

Anónimo dijo...

Alguien dijo que la música es el lenguaje del alma...
Qué bueno que te inspiró para postear...se te extrañaba!
Besos,
Flor

el de adentro dijo...

Ada e Ido: ¿qué nos provoca Morrissey hoy en día?

Flor: gracias, te debo una respuesta de mail....