viernes, 9 de marzo de 2012

La inteligencia del maracuyá

En el fondo de la casa de mi vieja hay una planta de maracuyá. A veces me cuelgo observando su crecimiento. El maracuyá, o passiflora edulis, es una planta trepadora sudamericana cuya llamativa flor es la flor nacional del Paraguay, y de la que sale una fruta con un sabor cítrico y un poco ácido que está muy de moda en los restaurantes de Palermo en diversas preparaciones. Como buena trepadora, el maracuyá no tiene un tronco que sostiene el crecimiento de la planta, sino que el mismo depende de su capacidad de adherirse a otras superficies que la orientan y le dan sustento.


Ese movimiento del maracuyá tiene como objetivo (como buena parte de todo lo que hacen las plantas) buscar mejor acceso a la luz solar para realizar la fotosíntesis de una manera más eficiente. Para eso, se trepan sobre otras plantas, postes o mismo sobre el cablerío extendido. Distintos tipos de trepadoras usan distintos mecanismos para trepar: el maracuyá utiliza zarcillos, que son como pequeños tallos que salen de las hojas buscando una superficie a la cual adherirse. Esa adhesión es la que le permite su crecimiento.


El zarcillo del maracuyá es como un rulo, como un cable telefónico que se extiende hasta encontrar la superficie indicada, y una vez que la encuentra se le enrosca armando una especie de trampa. Los animales tenemos el sentido de la visión, y nuestro movimiento generalmente se basa en función de un estímulo o reconocimiento visual. Como todos sabemos, las plantas no tienen ojos, entonces los zarcillos se valen de algo parecido al tacto para agarrarse de una superficie de apoyo. Ese "tacto vegetal" se denomina haptotropismo.

A veces me cuelgo largo rato observando el lento avance de los zarcillos, y el rápido avance de la enredadera una vez que encuentra el apoyo adecuado. La estrategia del maracuyá es inteligente, ya que al no necesitar gastar recursos en un tronco fuerte puede dedicarlos a la producción de una flor vistosa y un fruto suculento. Pero también necesita de un control externo porque, librada a sus propias fuerzas, la trepadora puede terminar sofocando a otras plantas al quitarles todo el acceso a la luz solar.

3 comentarios:

Teodorico dijo...

Muy interesante realmente!

La próxima entrega, que sea sobre los gatos: ese animal que pase lo que pase, siempre cae parado.

el de adentro dijo...

Teodorico,

Bienvenido, y gracias por la sugerencia. Los gatos vienen en distintos colores hoy en día, algunos muy vistosos. Los hay blancos, los hay negros, y los hay pardos....

Lean dijo...

Esto es medio raro, yo tengo una en el balcón, me encontraba pensando en ella momentos antes de leer esta entrada.