viernes, 14 de octubre de 2011

Los poderes establecidos y la ocupación

Como comenté en el post anterior, me colgué con temas de la ocupación - particularmente con los ríos de bytes que se están produciendo en estos momentos. Sobre el poder de los movimientos populares en EE.UU., sobre la relevancia de la izquierda en el mundo, sobre el populismo de derecha y de izquierda, sobre la importancia de las demandas concretas en la protesta social. Leí dos notas que me interesaron mucho, una de Jeremy Kessler sobre la relación de la ocupación con la policía, y otra de James Reiney en Los Angeles Times sobre el tratamiento que han recibido los okupa por parte de los medios de comunicación de masas.


La relación (generalmente conflictiva) con las fuerzas del orden es crucial en cualquier movimiento de protesta social. Es una relación que tiene muchas aristas: como Kessler identifica claramente en el artículo de la revista n+1, la confrontación puede ser "ideológicamente correcta y tácticamente útil" en casos de luchas por derechos de las minorías, donde las fuerzas del orden son representadas como parte de una mayoría opresora y represiva. Pero para hacerse cargo del 99% que la ocupación dice ser, la policía no puede ser el enemigo: sí o sí es parte del 99%.


Porque además uno de los aspectos más interesantes de la ocupación es su sistema político: reniegan de la democracia participativa y se practica una especie de democracia directa. Entonces, para obtener el éxito en sus propios términos, la ocupación no puede limitarse a representar el 99%. Tiene que serlo. Kessler identifica dos temas cruciales en la relación policía-ocupación para el éxito de esta última:




  1. La amenaza de la represión policial limita la participación de asalariados en las protestas. En una época de crisis y precariedad laboral, donde además las averiguaciones de antecedentes en el proceso de selección personal están a la orden del día, poca gente quiere correr el riesgo de perder el laburo por ir a una marcha.
  2. La ausencia de policiales-okupa debilita el argumento del 99%. A medida que los sindicatos se van sumando a la protesta, es posible que ciertos policías se acerquen en forma individual. Para Kessler, "la simpatía de la policía con el movimiento sólo puede ocurrir con un ensanchamiento de las bases sociales y económicas de la Ocupación".
Una barrera para establecer relaciones más formales con la policía está en el sentimiento de los participantes anarquistas y su aversión por la autoridad. Kessler relata en primera mano las discusiones sobre seguridad que se dan en las reuniones de la ocupación - y la dificultad de conciliar posiciones antagónicas sobre cómo tratar con la policía. Otra barrera es la memoria histórica: si bien Bloomberg ya aceptó que los ocupantes tienen derecho de quedarse, en las primeras semanas la represión fue brutal.

El gran desafío ahora es el crecimiento de la ocupación. A medida que los sindicatos, uniones de estudiantes y otros grupos sociales se suman al movimiento, "llegará un momento en el cual la policía no podrá mantener las actuales fronteras de la Ocupación sin el uso activo de la fuerza". Kessler detalla un cambio de actitudes entre los ocupantes, con nuevas voces que defienden una política de seducción y acercamiento.

La conclusión de Kessler es de cierta forma que las relaciones con la policía son parte de una dinámica que tiene que ver con el objetivo mismo de la ocupación: la radicalización del ambiente político. El autor afirma que la verdadera demanda es la ocupación en sí y el experimento de democracia directa que ocurre ahí adentro. En ese sentido, la ocupación es como el sueño del cientista político:

La Ocupación busca auto-conscientemente crear los medios - la radicalización del ambiente político - y no los fines de una política de izquierda.

La nota de Rainey hace una comparación sobre el trato que los medios de comunicación de masa le han brindado a la Ocupación y al Tea Party, afirmando que la siguiente frase se podría aplicar a los inicios de la cobertura de cualquiera de los dos movimientos:


Probablemente viste esos carteles raros y manifestantes afirmando que si fuera por ellos el Gobierno desaparecería. En seguida, un reportero cuidadosamente explicaba que esta gente se había reunido en masa sin un propósito concreto, sin demandas. Los personajes que veías en la pantalla parecerían en general un tanto ridículos, o directamente locos.


Para Rainey, la relación entre movimientos de masa incipientes y medios de comunicación es siempre complicada: los movimientos incipientes están en proceso de formación, y la prensa quiere definir, encasillar y digerir lo que todavía no está completo. Pero por otra parte, se forma una relación perversa entre manifestantes que quieren atención y dar a conocer su movimiento, y medios que quieren un titular instantáneo o una foto que venda. Los manifestantes entienden que los que parecen demasiado normales no ganan cámara, y algunos periodistas tienen buenas intenciones pero ni la menor idea de lo que está ocurriendo a su alrededor.


El autor compara a Fox con MSNBC: mientras con el tea party la primera les hacía propaganda y la segunda se reía de todo el evento, con la ocupación los roles se han invertido. MSNBC abrazó a Occupy Wall Street y Fox se dedica a decir cosas como que los manifestantes se la pasan consumiendo drogas, que el movimiento está infiltrado por criminales terribles, o que sólo quieren comida gratis (el choripan y la coca, vieja).


Las soluciones son complicadas, tanto en la Argentina como en EE.UU. Estos movimientos terminan por transformarse en eventos mediáticos, sujetos a la "demonización o la trivialización" por parte de los medios de comunicación. Rainey considera que en estos casos:


A veces la historia más valiente es la que se anima a admitir: no he visto algo así antes. No estoy seguro qué significa. No tengo idea hacia donde va.


Pero a veces para la prensa es difícil confesarlo. En los países serios y en los otros también.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

es de adentro? esos, como los indignados, son los chicos ricos con tristeza

ayj

el de adentro dijo...

Sip... son los que hacen las revoluciones (Marx dixit)

El Marpla dijo...

el de adentro, este post es Gramsci puro. Primero me comenta sobre la coerción hegemónica, después sobre el rol de los medios. Muy bueno haber resistido a la tentación de citar al marxista sardo!

Sobre la participación de la policía, es clásico debate marxista, al fin y al cabo, los soviets debían ser de obreros Y soldados, por el tema de arrebatar el monopolio del uso de la fuerza a la burguesía. Si bien la policía es parte del 99%, actúa en función de los intereses dominantes y los considera propios. Hay algunos policías "buenos" (ver link abajo), pero no se puede pedir un cambio del rol de la policia si no estamos ante un momento de "crisis hegemonica". No se si estamos en esa circunstancia, pero puede que estemos en camino. El tiempo dirá.


http://periodismohumano.com/sociedad/libertad-y-justicia/habla-javier-el-policia-expedientado-del-15-m.html

el de adentro dijo...

Marpla querido: te dieron las notas??? Cómo va la cosa? Nunca llegué a leer a Gramsci, pero conozco un poco el debate marxista sobre el tema de las fuerzas del orden burgués, y por eso me pareció tan interesante la discusión sobre el rol de la policía en el 99%. Increíble la historia de Javier y las consecuencias de haberse manifestado en favor del 15M. Respecto al tema de la "crisis hegemónica": claramente no estamos en esa situación, pero lo que es interesante es que uno de los objetivos de la ocupación es justamente forzar ese camino a través de la radicalización... tiempos interesantes, que les dicen....

El Marpla dijo...

No tengo las notas. Empezaron ayer a darlas, así que en cualquier momento tendré el primer veredicto. Le voy informando. Saludo