lunes, 14 de marzo de 2011

Amor por Sendai

Y pensar que el viernes a la mañana me desperté y me puse a revisar el post sobre las Malvinas, donde me cuestionaba si realmente las islas eran un lugar sagrado dentro de nuestro imaginario y si ese lugar las transformaba en un artículo de fe que no puede ser discutido bajo riesgo de caer en "traición a la patria". Cuando lo estaba por publicar, a eso de las 8:30, viene mi viejo, que estaba pasando unos días en casa, y me dice "Terremoto en Japón".


Mi primera reacción, todavía medio dormido, fue la típica japonesa: "¿y? Siempre hay terremotos en Japón...". Me contesta "No, este es en serio. Parece que se viene un tsunami de la gran 7." Ahí se me abrieron los ojos. Si hay algo que 6 años y medio de Japón te enseñan es que con los terremotos la tierra tiembla, te asustás y te volvés a tu casa, pero cuando tenés un tsunami es porque la mierda llegó al ventilador y contra eso no hay nada que la humanidad pueda hacer. Con un tsunami no se juega.


Abro las noticias en internet, y al ver el "8,8 Richter" en la pantalla el corazón se me sube a la boca. Lo primero que busco es el epicentro. Tohoku. Cazo el teléfono y empiezo a marcar números, medio desesperado. Cuando marco celulares, no hay reacción. Cuando marco fijos, la operadora japonesa dice "las líneas están congestionadas". La ficha empieza a caer de a poco, y medio como acto fallido y sin pensar aprieto el botón de publicar entrada. Y automáticamente me olvido de Malvinas y me paso a dedicar a las islas que realmente me importan.


Al tercer o cuarto intento logro comunicarme con la casa de Y., que está en Japón de vacaciones, y hablo con la vieja. Me dice que más allá del susto, en Tokio la cosa no fue grave. Que ella estaba sentada mirando la tele, y que todó tembló pero lo más grave que le ocurrió es que se le cayeron todas las tarjetas de año nuevo que todavía tenía arregladas sobre una mesa. Que a Y. el terremoto lo agarró esperando un tren en la estación de Oimachi, que se había comunicado para avisar que todo estaba bien y que estaba tratando de llegar a casa (no había transporte público).


Me comunico con un par de amigos más, H. me dice que hay mucha gente caminando por las calles, tratando de volver a sus casas, pero que más que el susto y el shock colectivo no hay daños grandes en la ciudad. Me cuenta que como es más fácil acceder a internet que celulares, por facebook está ofreciendo su casa, que queda estratégicamente ubicada cerca de la estación de Shinagawa, como lugar de refugio o descanso para los que están caminando.


Veo que hay un comentario de Mariano donde le interesa conocer mi opinión personal sobre las Malvinas, y mi impulso inicial es contestar que las Malvinas en ese momento en particular no me importan nada. Que si un terremoto y un tsunami las hubieran arrastado hasta la costa de África miraría la noticia en la tele, pensaría "que horror, pobre gente, que alguien haga algo" y me dedicaría a lo mío. Pensando "menos mal que no pasó en la Argentina o en Japón".


Yo estuve dos veces en Sendai. La primera fue a los pocos meses de haber llegado a Japón. Había un evento organizado por el Ministerio de Transporte japonés un lunes, y me fui por mi cuenta el fin de semana. No me quedé en la ciudad de Sendai, sino que en la mañana del sábado agarré en dirección a la Bahía de Matsushima, una de las "Tres Mejores Vistas" de Japón. Me quedo vagando por la bahía, contemplando la vista de algunas de las 260 islas e islotes (shima) cubiertos de pinos (matsu). De ahí me tomé un tren a Ishinomaki (población pre-tsunami, 165.000).


Todo el viernes en el laburo me la paso chequeando mi facebook y siguiendo las noticias de Japón. Me encuentro con J., le pregunto si tiene noticias de F., me comenta que P. habló con Raúl, el Embajador, y que estaban todos los de la Embajada bien, y que no se sabía de víctimas argentinas. Veo que en el facebook S. me pone que ella y su familia están bien, pero que el marido de una amiga está varado en Ishinomaki y no hay novedades. Hay mucha gente incomunicada en la región, entonces todavía no lo cuentan como desaparecido sino que como incomunicado. El sábado me la paso chequeando a amigos, escuchando sus historias, y viendo cosas como esta, de lo que quedó de la costa cercana a Sendai y a la bahía de Matsushima.


Me bajé del tren en Ishinomaki, y frente a la estación me tomé un micro que se internaba en la península de Oshika. En los 90 minutos que duró el viaje hasta el pueblito ballenero de Ayukawa, el micro recorrió una ruta de montaña que serpenteaba para arriba y para abajo, internándose en una península de selva, montañas y pueblitos pesqueros. De Ayukawa me tomé un ferry a la isla de Kinkasan, en la punta de la península. En Kinkasan hay un templo shinto que es muy sagrado, Koganeyama, un  bar y tienda de recuerdos y una pensión. Nada más. Esa noche de sábado la pasé en esa pensión en la isla. Mirando por la bahía a la noche, unas pocas luces en el continente. Paz y tranquilidad totales.


Se pueden ver acá fotos del antes y el después del tsunami en la península de Oshika. Esos pueblitos pesqueros donde veía japoneses mayores cuidando sus barcos de pesca, señoras en los campos de arroz, pocos jóvenes, son los pueblos que el fin de semana vimos engolfados por la ola gigante. De Ishinomaki eran el señor que me llevó a conocer el "San Juan Bautista Maru", el galeón japonés que en 1614 cruzó el Pacífico, y su esposa, que me invitó mi primer dorayaki.


El segundo viaje a Sendai fue más triste. Fue el 12 de junio de 2002. Con un grupo de amigos alquilamos una van por el día y nos fuimos a Sendai envueltos en la bandera argentina. Fuimos (je je je) a buscar el resultado ante Suecia, y volvimos con las manos vacías. Un empate y quedamos fuera del Mundial. Un partido horrible.


En Fukushima hay un pueblito costero llamado Hirono (población pre-tsunami: 6.000 habitantes). En su sitio web, todavía cuentan con orgullo como en el 2002 Hirono fue la sede que alojó al seleccionado argentino de fútbol, en el complejo conocido como J-Village. Estuve en Hirono un par de veces, incluso un día que el seleccionado argentino hacía una práctica abierta al público. Los pendejitos que agitaban las banderas argentinas, ansiosos por una foto con Verón o con el Bati-Gol, hoy son adolescentes evacuados. A las pocas horas de que sonaran las sirenas anunciando el tsunami, empezaron otras órdenes urgentes de evacuación. Hirono queda a menos de 20 km de Okuma, donde está la central nuclear de Fukushima Dai-ichi. Una ola gigante, un par de explosiones, pueblos tranquilos que ahora hay que borrar de los mapas.


En estos momentos uno se da cuenta de sus verdaderas prioridades, y claramente no es culpa de las Malvinas que me importen tan poco. Uno no ama un pedazo de tierra en abstracto, sino que los sentimientos están vinculados a la gente que uno conoce y a los vínculos que va creando con ese pedazo de tierra. Unas islas que amo están hoy devastadas, y me doy cuenta que las blogudeces que pueda haber escrito sobre otras islas en las que nunca estuve no tienen ninguna importancia. Hice bien en sacar el texto del aire. No por ofensivo, sino por irrelevante.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

En 2009 estuve en esa zona. Llegué hasta Ishinomaki en búsqueda del Museo del Manga: pequeño y sencillo, con forma de nave espacial de juguete. Era fácil encontrar el camino, ya que las estatuas de superhéroes te lo indicaban. El lado encantadoramente naif de un pueblo tan riguroso.

No sé que habrá quedado de ese museo, y probablemente su pérdida sea una insignificancia al lado de toda esta catástrofe espantosa que parece no terminar nunca. Pero no pude evitar un escalofrío extra.

Solo para decir que coincido con que nunca uno se conmueve en abstracto (lo cual es un oxímorom, si nos ponemos técnicos).

Tampoco hace falta haber estado allí. Basta con abandonar un instante la sola abstracción de la cifra (5 mil o 10 mil) para ver las fotos e imaginar quién vivía en la casa que ahora flota como un corcho, que pueblito había donde ahora hay una planicie, quien estaba y, abracadabra, ya no está.

Kind of Blues

el de adentro dijo...

Kindof, no sabía que había pasado tan cerca del museo del manga y me lo había perdido. Es una catástrofe que no se termina, como bien decís.

holdendreams dijo...

E. querido. No se que decir...
Esa inicial en tu post me dejo mudo.

Y aprovecho para decirte algo: gracias. Se que me tuviste presente, que te preocupaste, que estas. Mil gracias.

...

el de adentro dijo...

Cómo para no preocuparse, holden querido, como para no preocuparse. Respecto al tema del Roppongi Hills, me encantó la idea. Estaremos operativos para el día 16 de abril??????? Es un lujo impensado, esto de ser stayjin. Ya me verán volver!!

Holdendreams dijo...

22-1, Minami-Aoyama 4-chome, Minato-ku...

cerrado.

[Para el 16 lo tengo pero sin muebles. Ningunito.]