En el post anterior planteé mi crítica a cierta visión demasiado formalista de la política exterior desde el punto de vista de su irrelevancia para el interés nacional, usando para ello una charla entre dos colegas sobre un plantazo de Kirchner a una reina europea. Ahora quiero plantear el tema desde un punto de vista tan caro a los diplomáticos: el protocolo. ¿Fue tan grave la transgresión de Néstor? Según el siempre imparcial diario La Nación (je je je, chiste), los presentes afirmaron que fue un desplante “inédito”, “de proporciones éticas” (sic), “un escándalo”, un “cierre amargo”. Según el mismo diario, “no alcanzó” la presencia de la esposa del jefe de Estado, que como castigo adicional tampoco fue incluida entre las más elegantes de la velada por dicho diario. La pieza de opinión completa, aquí.
Creo que hablar de un desplante de proporciones éticas es, además de incomprensible, un touch exagerado. Parece que el día anterior, según Clarín en esta nota (parece siglos atrás, pero Clarín tenía buena onda con Néstor), estuvieron una hora juntos en la Rosada, Néstor, Cristina, Beatriz, Máxima y Guillermo. No dice nada de los pibes, quizás Cristina le pidió a Florencia que les “echara un ojo” mientras los adultos hablaban temas de grandes. Dicen que fue cálido, que se siguió el protocolo, se intercambiaron regalos.
Esa misma noche, el Presidente les ofreció un banquete de honor en el Palacio San Martín, donde agradeció el empeño de Holanda en la denuncia de violaciones a los derechos humanos en la Argentina durante la dictadura, y llegó a pronosticar una final Argentina-Holanda en la Copa de Alemania 2006 (por las dudas, que se dedique a la política y no pronostique nada para esta Copa que se viene). De esto, y de que Beatriz quedó asombrada con el arte Latinoamericano, me enteré en el portal www.mujer.com.
Entonces bueno, ya se habían visto mucho, y la verdad es que el ex se la bancó bastante bien, yo ya estaría con los huevos por el piso. Tampoco sé si Beatriz lo quería tener hasta en la sopa, “buen día, Néstor”, “buen día, Reina”. Además, pobre mujer, venía de pasar la tarde en Tres Arroyos saludando a holandesitos, y tenía a 600 holandeses más que saludar en el Colón. Bien en el fondo, me imagino a Cristina llegando y hablándole en el oído, “Néstor pide disculpas pero está con una colitis tremenda y no pudo venir”, y la reina poniendo cara de circunstancia y contestando “ay, querida, no sabés como te entiendo, a mi Claus, QEPD, le pasaba lo mismo”. Y todo terminando en un guiño cómplice entre la Reina y la futura Presidenta.
Porque además ese no es un detalle menor. Cristina no era una simple primera dama, sino que era la Senadora que venía de ganar la PBA con 40,66%, vista como principal socia política de su marido y participante de la llamada “mesa chica de Olivos” por todos los medios, y ya mencionada como posible candidata presidencial en el 2007.
Y creo que acá es donde se ubica el meollo de la cuestión. Yo nunca entendí muy bien eso del Ceremonial y Protocolo, y una vez alguien (no me acuerdo quien) me explicó que el Protocolo no son simplemente reglas boludas, sino que el Protocolo es una herramienta que te tiene que permitir que cuando la gente se sienta en una mesa, ya de entrada estén todos de acuerdo con el lugar que le toca y no se pongan a discutir sobre la silla de cada uno. Y me pareció lógico. O como dice Holden en su comentario de ayer: son herramientas en aras a. La analogía en este caso es que el protocolo debería haber sido la herramienta para que el faltazo del PNA no fuera el titular de la nota. No quiero con esto librar de toda culpa a Néstor, al fin y al cabo tampoco le hubiera costado nada pegarle un tubazo a la reina para excusarse. Pero eso… ¿no es pedirle a un político que haga nuestro laburo?
Otra frase que me quedó en la cabeza del post de Mallea citado ayer es “las minuciosas -pero imprescindibles- directivas del protocolo”. Esto se relaciona con la idea del relato de mis colegas en el post anterior, de que en esos países el protocolo se toma en serio. Y quiero relatar dos historias reales que me ocurrieron destinado en Japón (país Imperial y protocolar por excelencia, donde existe un idioma especial reservado para dirigirse al Emperador).
El primer cuento ocurrió en una visita de Giavarini (el Canciller que sólo almorzaba yogur). Durante el día principal de la visita, Giavarini tenía una audiencia con la Canciller, Makiko Tanaka. Uno de los temas centrales de la reunión era la tradicional demanda japonesa por conocer el paradero de los 17 desaparecidos japoneses o descendientes que faltan identificar. Nuestra respuesta, obviamente, era “los seguimos buscando”. Habíamos arreglado protocolarmente que la demanda se haría a puertas cerradas. Entramos al despacho de Tanaka, unos 60 periodistas y cámaras, flashes, se firman los acuerdos, sonrisas, Makiko asume la postura de inquisidora, le clava en japonés al Canciller:
- Ya han pasado más de 20 años, exigimos conocer el paradero de los 17 japoneses desaparecidos durante la dictadura militar en su país.
Más flashes. Le indica a su gente de prensa que puede sacar a los periodistas, asume la sonrisa más cordial del mundo e invita a un atónito Giavarini a sentarse y explayarse sobre el tema. La guacha nos había usado para hacer política interna. A la salida de la reunión, otra bomba: la audiencia de la noche en la Residencia de la Canciller se mantenía (había un acto de Kabuki por un actor muy famoso), pero la cena cambiaba. En vez de cenar en la Residencia como arreglado, Giavarini se tendría que trasladar a un Hotel para cenar con un Vice-Canciller. Sin Tanaka. Giavarini furibundo, pero en el fondo uno sabe que shit happens. Y la única razón por la que me acuerdo tan bien de esas boludeces es porque la visita no tuvo resultados concretos en los temas principales (financiamiento, trabas sanitarias).
El segundo cuento ocurrió también en Gaimusho (la Cancillería Japonesa). Día lunes, me voy a reunir con los cumpas de la Dirección de Sudamérica. Llego, y el bueno de Shinichi me dice “negro, te tengo que dejar plantado, no sabés el bolonqui que se nos armó”. Resulta que tenían en la sala de al lado al Canciller de Honduras o El Salvador (u otro de por ahí), y 10 minutos antes el Canciller japonés había decidido que tenía cosas más importantes que hacer y había pedido que lo recibiera un Vice-Canciller (en Japón todos los Ministerios tienen muchos Vice). Pero no había ningún Vice disponible, entonces estaban tratando de traer a uno del Parlamento para darle media horita a este señor centroamericano que venía a pedir más cooperación. Y nuestra reunión no se hizo. Shit happens.
Va de suyo que no estoy defendiendo la falta de educación. Y leí críticas en la prensa japonesa a los modales de la Canciller Tanaka en particular, pero nunca presentado como análisis de política exterior. Porque en teoría el Protocolo está para limar esas asperezas derivadas del hecho de que somos humanos en el fondo y en la forma.
Yo no sé muy bien como se juega ajedrez en Holanda. Por lo que leí en Wikipedia, la pieza que llamamos “Reina” ocupa las funciones del “Rey” en el ajedrez tradicional, y parece que a la pieza “Rey” (que ya no está más en el juego) le decían “Príncipe”. No tuve nada que ver con la organización de esta visita, pero por lo que leí en los diarios la diplomacia holandesa se encargó bien de enseñarnos su protocolo real, los saludos, las formas, como se mueve cada pieza en su ajedrez. Y nosotros seguimos sus reglas, lo que está muy bien. Pero me queda la impresión que nosotros no terminamos de explicarles bien nuestro protocolo. Porque en nuestro protocolo, las piezas que normalmente se llaman “Reina” y “Rey” cumplen las mismas funciones, tienen los mismos movimientos (aunque muchos dirán que la Reina se mueve mejor que el Rey, especialmente en la murga), y un jaque mate a cualquiera de los dos termina el juego.
Quizás un extranjero no entienda esas reglas e idiosincrasias. Muchos argentinos mismos no las entienden. Una de las funciones de nuestro protocolo es justamente la de explicar y traducir. Si a alguno las imágenes religiosas les vienen naturalmente, piensen en la Santísima Trinidad. Bueno, esto es lo mismo, pero en política, y en lugar de tres son dos. Si está uno, el otro está presente en sustancia, aunque no necesariamente en materia. ¿Se entiende? Entonces no era tan difícil explicarle a la reina y a la prensa holandesa que si bien el PNA no podría acompañar tan grata velada por estar muy ocupado con el interés nacional, mucho no importa porque la institución está presente a través de la otra parte del Uno indivisible. Y no hay realmente motivos para sentirse despreciado o sacar a relucir cuestiones éticas. Relax, babe.
6 comentarios:
me hiciste reir. Me parece interesante aquello de que el protocolo debería, a riesgo de caer en desuso, traducir en lenguaje inteligible para nuestros interlocutores nuestra idiosincracia. Pero es muy fino el límite con la pretensión de que nuestros interlocutores tengan que aprender a bailar nuestro pericón. Supongo que los nombres de la realeza japonesa son de fantasía, no? jaja. Abrazos & go on posting. Brutus
Gracias, Brutus!! El límite es fino, pero es fino para los dos lados. ¿O no te parece ridículo también que uno, que proviene de una República, tenga que seguir un protocolo real que establece la superioridad de un Ser por sobre los demás? No entendí lo de los nombres de la realeza, je jeje...
Concuerdo. Finísimo. Ahora, organizar una contracumbre para ridiculizar al presidente de un país al que después, por las vias que corresponden, le insistimos con la necesidad de una foto bilateral, de una cumbre, de apoyo...you name it. Y si además queremos explicarles luego que nosotros, como ellos, organizamos actos para la tribuna pero que nos gusta que como actores intervengan presidentes extranjeros, hegemón incluído...no pareciera ser un proceso calculado desde la perspectiva de rrii que más te guste! Lo de la realeza es para evitar. Con la realeza me refería a cller tanaka, pa´que no se nos ofenda!! Abrazos, de Brutus!!
Concuerdo con lo de la cumbre-contracumbre. Papelón por donde se lo mire. Y las dos organizadas desde un mismo edificio, ubicado en la calle Esmeralda 1212. Por ese error pagamos un costo alto, por ejemplo. Lo de Tanaka no es ningún secreto, los diarios vivían mencionando que era una guarra. Hija de un ex-Primer Ministro, terminó renunciando por un curro que tenía con una empresa de colectivos de su prefectura natal, Niigata (resulta que un secretario parlamentario le hacía la contabilidad a la empresa, que era de la misma Tanaka). Cuando renunció, saltó a la luz que pocos días antes había echado a los gritos a su secretaria, acusándola de haberle escondido un anillo para hacerla quedar mal frente a la prensa o algo así. Como para decir que la Argentina no es el único país del mundo donde el chiquitaje a veces se impone....
mmmm... esperaba más... muy justificatorio, si existe esa palabra. Lo que está mal está mal, más allá de la diarrea que haya podido tener el señor. Ser Presidente de la Nación implica responsabilidades, entre ellas las protocolares. Podés sacarte la corbata y usar alpargatas, eso es cuestión de estilo, pero bancate las exigencias del cargo. No se trata de que la forma sea fondo y esas huevadas que uno repite sin sentido. La forma es forma y hay que cumplirla. Si no te gusta, poné a alguien que se ocupe de preparar excusas creíbles con tiempo, que también para eso hay gente en esta carrera...
Me gustaría escuchar opinión de alguien de DNERE... en una Visita de Estado el Visitante siempre ofrece una Recepción para agradecer el Banquete de Estado que ofrece el local. Yo tengo entendido que el Jefe de Estado local no tiene que estar presente en es evento, y de hecho es muy raro que esté. Qué dice DNERE?
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