La primera frase de mi primer post fue “la política exterior es una transversalidad”. Mi intención era ampliar sobre eso, pero después me colgué divagando sobre otros temas.
Esa afirmación se basa en que la multidisciplinariedad es una característica fundacional de las relaciones internacionales. De cierta forma, la polex surge como un complemento de la política de defensa, y con la evolución de las relaciones entre grupos humanos pasa a incluir intercambios comerciales, culturales, demográficos. Pero es difícil encontrar un ámbito en las RR.II. que sea competencia exclusiva del órgano de formulación y ejecución de la PEA, el PSM.
En la Universidad, el énfasis de mis profesores siempre estuvo en las RR.II. como un campo aparte e independiente de otros campos del saber. Aunque más de mitad de mi carrera la pasé en otras facultades, estudiando economía, derecho, historia, filosofía, idiomas, incorporé esa defensa de la autonomía de mi carrera. Mismo porqué poner en duda esa afirmación implica, de cierta forma, aceptar el hecho que uno pasó 4 años estudiando al pedo. Después empecé a laburar con otros temas, cosas más de adultos, y la verdad es que en los eternos 2 años del ISEN uno no se cuestiona esas cosas. Porque uno sólo quiere que se termine.
Pero cuando entré a la Dirección de Mercosur la realidad me golpeó la cara. Porque el Mercosur tiene una estructura institucional respetable, y la Cancillería cumple un rol clave coordinando tanto el GMC como el Consejo. Pero a nivel técnico, Subgrupos, Comités y Reuniones Especializadas, las coordinaciones quedan en manos de otros organismos del Estado, con pocas excepciones (como Asuntos Institucionales, Cooperación y obviamente Relaciones Externas). Y nuestra función es de acompañamiento y coordinación entre distintas áreas.
De cierta forma eso es la polex: somos un canal de comunicación entre el adentro y el afuera. No tenemos un área temática específica de qué tratar, como otros Ministerios, pero nos abocamos a lo que desde adentro quiere salir, o desde afuera quiere entrar. Y eso se refleja en nuestras relaciones con el ciudadano de dos maneras distintas.
Por un lado, es raro que algo que hacemos adentro del Ministerio tenga impacto directo en la vida de lagente. Cuando negociamos con el afuera, normalmente es otro el que termina dictando la norma que internaliza el resultado de la negociación. Cuando los diarios afirman que “los Cancilleres decidieron”, es porque no se decidió nada. Cuando se decide algo en serio, los diarios leen “Los Presidentes decidieron”.
Por otro lado, la forma en que el Ministerio se relaciona con el Soberano tampoco cubre un área temático específico, sino que se produce sólo en el momento en que un ciudadano argentino se vincula con el afuera. Otros organismos del Estado tienen sus trámites específicos que rigen ciertos aspectos de nuestras vidas: nuestra identidad, nuestra educación, nuestra jubilación o una compra y venta de inmuebles. Nosotros legalizamos trámites ajenos o actuamos por delegación. Cuando atendemos a un cidar en problemas afuera, tenemos que ser capaces de brindar un apoyo que, en el adentro, podría requerir la intervención de varios organismos. Y muchas veces tenemos que interactuar con esos organismos para que sean ellos los que finalmente le den una respuesta al compatriota.
Fruto quizá de esa transversalidad, somos funcionarios de carrera de un Ministerio con muy poco músculo. Además de cumplir nuestras funciones, deberíamos poder otorgarle sentido, sumarle contenido y agregarle valor a la polex.
4 comentarios:
mmm....se me ocurre que algunas políticas de estado, como por ejemplo los reclamos de soberanía, son lo bastante originadas en PSM. También Defensa, pero hay algo de "jurisdicción originaria" en ello. NO creo que el PSM sea un mero "portero" de lo que quiere entrar y lo que quiere salir.
En cuanto a otorgarle sentido, sumar contenido y demás a la función diplomática, me parece que de hecho ocurre SIEMPRE Y EN TODO MOMENTO. Solo que la mayoría de los funcionarios se creen eso de que son apolíticos, y cuando uno ve el resultado diario de las gestiones de los "apolíticos", se da perfecta cuenta de que, lejos de serlo, sus intervenciones son tan POLITICAS como las de aquellos que consideramos que nuestra función es eminentemente política. Quedaste mareado? jaja. Abrazos, Brutus.
Con lo de Malvinas tenés toda la razón, es nuestro gran tema. Ojalá nunca se solucione como se solucionaron los demás temas de fronteras, así siempre tenemos un Gran Tema en el Ministerio. Ahora ¿estamos aprovechando nuestro Gran Tema políticamente?
La última frase del post quedó muy sarmientito, y estuve a punto de sacarla varias veces, pero me pareció que podía ser lo suficientemente irritante para que alguien la conteste. Yo lo hubiera hecho, je je je. Entendí tu punto, pero mi observación va en el sentido de que tenemos tan poco músculo político. Tenemos mala prensa, poco presupuesto, falta crónica de Grandes Tema. El poco presupuesto que tenemos no lo sabemos manejar los diplomáticos, porque a veces para algunos colegas parece que la expresión "manejo de presupuesto" fuera algo sucio, indigno de la polex y de un Funcionario.
En mi opinión, la cuestión presupuestaria es clave para sacar músculo político. La pretendida apolitización de muchos colegas que vos mencionás es una gran traba, porque si queremos pelear por presupuesto, tenemos que hacer política interna. Yo conozco a varios colegas todo terreno que no tienen miedo de meterse en el barro para buscar guita para hacer polex. Pero en el Ministerio nos la pasamos discutiendo boludeces que no existen, como los atrasos de Cristina a una foto pedorra, y a la hora de salir a pelear por guita miramos para otro lado y empezamos a hablar del color de las corbatas de Kreckler.
Se podría pensar que la situación que describís es estructural a todos los servicios exteriores en los últimos años.
En este sentido sería bueno comparar experiencias con otras Cancillerías sobre cómo sobreviven a la irrelevancia cuando cada ministerio, secretaría, provincia y municipio (por no decir empresas, ongs, etc.) decide tener sus propia inserción exterior. Algo de esto dijo Kishan Rana con relación al servicio exterior indio en el seminario del APSEN del año pasado (el libro está en la Biblioteca del MRECIC - por si tenés pensado otro post sobre este tema más adelante).
Tal vez, la relevancia de la Cancillería no pase por la magnitud de los temas de competencia exclusiva sino por el ejercicio de una función de armonización y negociación (interna y externa) en pos de brindar cierta coherencia a la PEA. Y esa función de "edición" no es ni irrelevante, ni apolítica como dice Brutus ¿Se necesitaría tanto más presupuesto para hacer algo decente en esta materia?
Claro, la precondición para que esto sea posible es tener el suficiente músculo político para poder disciplinar a los otros actores. Por ejemplo el suficiente músculo para que la Secretaría de Comercio te consulte sobre la posibles repercusiones internacionales de cierta medida o al menos sobre su viabilidad jurídica en el marco de los acuerdo internacionales que tenemos firmados.
Pucha...esto que quería ser un post más optimista nos deja en el peor de los mundos: irrelevantes por monotemáticos (Malvinas) e irrelevantes porque no podemos ejercer la función de coordinación y negociación.
En fin...
Saludos del amigo de Brutus
pd: en dos post diferentes hacés referencia a lo interminable de los dos años del ISEN. No voy a discutir en términos de la experiencia subjetiva de cada uno sobre esos años. La mía fue bien diferente. Simplemente, me parece que, con sus más y sus menos, no deberíamos dejar de mencionar que el Instituto es un espacio único en la administración pública. Y no sólo por el tema del concurso público. Me parece que es valioso conservar ese espacio de dos años de formación.
Podemos discutir qué tipo de formación (lindo tema para un post) pero si no aclaramos parecería que es una descalificación a todo lo que hace el ISEN.
Y no creo que sea la idea (o tal vez sí) darle excusas a los que de adentro y de afuera quisieran reducirlo a su mínima expresión.
Saludos...
Amigo de Brutus: es verdad lo que vos decís del tema armonización y negociación. No es una función menor, y es una función que ejercitamos en forma coherente. En SCREI lo hacemos en las tres áreas: coordinando las negociaciones en el marco del Mercosur (SUBIE), OMC (DINEI), o ejecutando el Plan de Acción (SURCI). Pero sí se requiere plata. Mucha. Supongo que lo mismo ocurre en SEREE.
Podemos armonizar y negociar porque gastamos mucho en tener funcionarios presentes en todas las negociaciones que se realizan afuera. Tenemos 130 sucursales en el mundo, y gastamos mucho en viajes y viáticos. Eso nos da músculo. Pero eso ya es tema para otro post.
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